8 oct. 2007

Deja de Joder, Vamos a la Cama

Es muchas veces lo que queremos decir, pero... ¿cuánto lo decimos? La verdad es que pensamos y queremos decir muchas cosas pero no lo hacemos a veces por caballeros, a veces por miedo a la reacción y otras por roche, pero este problema es simplemente de comunicación ya que muchas veces las parejas carecen de empatía.

Por ejemplo: Esas noches calentonas donde los toqueteos nos hacen salir de la casa de la nueva marinovia o proyecto de marinovia doblados de dolor (Blue Balls) quisiéramos decir:

Ok, no me dejes coronar, pero ayuda a reventar.

A ver, díselo. Será para que te aniquile con su mirada de rayos láser, lo cual sería drástico pero hasta bondadoso para evitar el dolor. Sin embargo son crueles y dejan que te revienten las pelotas.

De cuando ya se pagó el derecho de piso:


La acción pasa a la habitación con toda la concha del mundo, ya ni se habla ni se insiste y todo se entiende con una mirada. Luego de la llegada a la habitación, la miras con deseo y no consigues nada más que un:

¡Cambia esa cara de depravado!

Como si tuvieras en la otra mano una cuerda atada a un burro que quieres meter al cuarto.



O cuando ya estás en el monótono acto, que haces todos los martes, jueves, viernes, sábados y domingos tempranito, como es lógico, mueres por hacer algo nuevo, pero la primera movida es atajada como arquero que adivinó el tiro. Y te dice

¿Qué m%#/(& quieres hacer?

Pero al intentar explicarlo lo más tiernamente posible, ella pone su cara de monja que vio un vibrador del tamaño de un extintor, se pone roja y te mete la puteada con respecto a los valores y demás huevadas; pero claro, cuando ella quiere experimentar algo nuevo que no sea "sacar los pies del plato", ella simplemente lo hace, y que ni se te ocurra poner cara de asombrado porque se sienten una porquería y te lo reprochará todo el día.

Vamos, marinovias. Vamos a la cama... pero no jodan.

Fuck me, but don't fuck with me.

Imagen: www.mensinterests.com

2 oct. 2007

Amorcito, Paga tu Entrada

Nos encontramos en una época de mejoría económica y de gran afluencia de artistas a nuestras comarcas, algunos de los cuales hace cinco años ni siquiera se hubiesen asomado para hacer turismo. Esto definitivamente es muy bueno, me parece excelente que la movida cultural esté más activa que nunca. El problema es que
ahora gastamos un huevo de plata más que antes.
Si uno va libremente y se tira toda la quincena en un solo concierto por más que vaya a tener que hacer malabares en los semáforos y lavar los carros de barrios ajenos para pasar desapercibido, no hay problema. Si un hombre hace eso,
obviamente era EL concierto.



El problema surge cuando ir a ese concierto (al que TODOS tus patas, colegas y jefes van a ir, del que TODOS van a comentar en cuanta reunión haya por los próximos 10 años) ya no te cuesta US$80, sino US$160. ¿Por qué? Vaya pregunta.
Tu marinovia también quiere ir.
Ni modo, o ves a tu artista favorito desde más lejos, muuuuuucho más lejos, o no te queda otra que rezar por que el único riñón que te va a quedar después de pagar las dos entradas no te falle, es sabido que eso de la diálisis es una joda. A tu marinovia no la vas a llevar a la zona de stand-up. Imagínate, todos apretados oliendo el ala, el sudor y los pedos de los demás misios como tú y con tipos punteándote y frotándose en tu marinovia. Definitivamente no es la mejor idea que puedes tener. Esa zona es para ir con los patas a saltar y cantar como locos, y si una flaca te agarró el culo, lo cuentas con orgullo encubierto en consternación.



Uno puede lidiar con esa situación, es cierto. Al fin y al cabo, en el peor de los casos vas con gusto a ese espectáculo y sales contento; no extático porque con las justas viste la cara del artista por la pantalla gigante, pero sí contento. Existe, como siempre, otra situación que resulta bastante incómoda, fastidiosa y estresante:
Tu marinovia quiere ir contigo a un concierto al que no irías ni aunque te regalaran las entradas,
y como es costumbre, espera que tú pagues las dos.
La solución más saludable que hasta ahora se me ha ocurrido es decirle:
Amorcito, mejor anda con tus amigas.
Para evitar malas caras, frialdad o días de abstinencia sexual involuntaria, es recomendable complementarlo con algo como
la vas a pasar mejor que yendo conmigo, sabes que no me gusta mucho que digamos, mi amor.
Peeeeeeeeero... con lo que ella no contaba era con pagar su costosa entrada. Es cierto, ya la malacostumbraste, quiere que la invites y por eso intentará arrastrarte al concierto por todos los medios posibles. Va a contraatacar con argumentos como:
  • Va a estar mostro
  • Ven conmigo y vas a ver que te va a gustar
  • En vivo es mucho mejor
  • Van a ir los marinovios de todas mis amigas (mentira, ya hablaste con todos ellos y acordaron hacer cualquier cosa menos ir)
Una vez que se dé cuenta de la poca efectividad de esos comentarios, guarda la Baby y saca la 9mm:
  • Es muy lejos y peligroso
  • Ha habido muchos secuestros últimamente
  • Va a haber un montón de gente y seguro roban a la salida
  • Te cuenta la historia de la amiga de una amiga a la que le pasó algo terrible yendo con sus amigas a un evento similar, probablemente sacada de alguna cadena de e-mails
Ante verdades "tan" irrefutables, como todo un caballero ofreces esperarla en la puerta de salida del concierto para recogerla y que no pase peligro. (¡Oooolé!) se pone su traje de camuflaje y saca el par de Desert Eagle .44 de Lara Croft.
Sí, ese imbécil. El que jamás pasaste y que sabes que quiere con tu marinovia. No le crees a tu marinovia que sepa que vaya a ir, pero estás seguro de que ese pendejo saldría con que ¡oh coincidencia! tiene dos entradas para Superrecontraarchi VIP Platinum 6 Plus si se enterara de que tu marinovia va a ir sola con sus amigas aunque tenga que dejar que lo filmen mientras se lo cacha un burro y colgar él mismo el video en internet para comprarlas.

Esto requiere una esquivada de balas digna de Matrix IV, es decir, que no se te mueva ni una pestaña al oírlo y actuar naturalmente. Luego de logrado el objetivo, mete las mejores balas que tengas en tu Remington M-24 SWS de francotirador, apunta... y dispara:
Qué bueno, mi amor. Ya que no va a ser necesario que te recoja, aprovecharé en ir a la casa de Fulanita (la más zorra de tus amigas). Está haciendo una reunión y no la veo hace tiempo.
Ahora es un animal agonizante, pero falta el tiro de gracia:
Tengo ganas de tomar unos tragos, le voy a decir a Menganito que me acompañe (el más perro de tus hermanos del alma, de esos que no ladran). No pensaba ir, pero como no voy a estar contigo ese sábado...



Directo entre los ojos, buen trabajo. No hay por qué sentirse culpable, ella empezó intentando manipularte. Ahora los escenarios más probables son los siguientes:
  1. Tu marinovia no va al concierto por no querer gastar la abominable cantidad de dinero que esperaba que tú gastaras por ella.
  2. Tu marinovia no va al concierto por no querer que vayas a que la zorra se te tire encima y menos aún con tragos de por medio.
  3. Tu marinovia va al concierto con sus amigas sin su mejor amigo para que las recojas después del concierto.
Sin embargo, y con ánimo de no subestimar a las mujeres, existe un escenario menos probable pero igualmente posible:


Tu marinovia va al concierto con sus amigas y su mejor amigo y no te dice esto último para que no vayas donde Fulanita, dándote con la sorpresa al ir por ellas. Podría decir que se encontraron ahí y que no sabía que iría.


Ok, ok... punto para la marinovia. Te joderá un rato, pero de una u otra forma, el objetivo principal se cumplió:
No pagaste un centavo por ese pinche concierto.

Y no puedo asegurar que te vayas a poder aguantar la risa viendo la cara del pobre pelotudo que gastó el presupuesto quincenal de una familia humilde por cuidarte a la marinovia durante tres infructíferas horas en el concierto, luego de las cuales verá con pesar que te vas solo con ella... y muy probablemente a un telo.

Imágenes:
Fabricio, Sklathill, Nikitushka, Wim Mulder, Sudama