
Hablando sobre un problema uno puede llegar a acuerdos, pero luego de las disculpas la sensación de fastidio, si aún no ha llegado a intoxicar el organismo, en el mejor de los casos puede arreglarse con una sesión de sexo animal y sin palabras a modo de paliativo. Otro es el caso de cuando la joda llega a un nivel tóxico en uno:
La mujer que jode en exceso deja de ser atractiva para su pareja, incluso sexualmente.
Como comentó Herr Hauptmann en nuestro post anterior, ahorita estamos con el mal generalizado de que todo el mundo (léase: todas las amigas de tu marinovia) se está casando, pero cuando tengamos entre 38 y 50 años comenzará el mal generalizado, de que todo el mundo (léase: todos nuestros amigos) estárá con la fiebre por la segunda esposa 20 años menor y con todo 20cm más arriba que la anterior. No se engañen, el cambio de esposa en la gran mayoría de casos no es realmente por un tema físico, es por toda la joda acumulada en forma de toxinas, igual que el acumulamiento del colesterol. Cuando la esposa no jode demasiado, cuando realmente quieres quedarte con ella, una sacada de vuelta (si se da) es por algo físico. Un cambio de esposa es por un tema de salud mental, de instinto de supervivencia, sazonado como es evidente, con fresca conchudez al gusto.