
La historia se ubica en el día de cumple-años del autor de estas líneas. Aquí se comprueba que uno puede haber sido raptado, arrastrado al tártaro, ser tomado como rehén; y aún así, seguirá teniendo la culpa de todo.
Una tranquila noche de bar, con los amigos más cercanos, en la mano derecha una cerveza con menta, en la izquierda, la cintura de la marinovia (la cual había aceptado tal título después de dos años de incansable persistencia).
Risas, bromas, felicitaciones, besos, en fin... ¿Qué más se podía pedir? Era una noche digna de recordar, cuando de pronto, como salido de la imaginación de Stephen King, las luces se apagan, una brisa fría se cuela, y de pronto, en la puerta, aparece... MI EX. (¿¿¿Quién joraca la invitó??? ¿Hubo una fuga de información?)
En ese momento el tiempo se congeló, fue una de esas escenas en las que el sudor le corre a uno por la frente. Es obvio que ella vio a mi nueva marinovia.
FLASHBACK: Cuando la actual marinovia dio inequívocas señales de que aceptaría, el ingenuo y enamoradísimo autor corrió a cortar cualquier lazo que lo atara a "la" Ex, para ir sin pérdida de tiempo, pero con mucha dignidad, a lanzarse a los brazos de su nueva y anhelada marinovia.
En ese momento, sólo quedaba una solución: Echar mano de la diplomacia.
Recibir su afectuosísimo saludo pensando:
No mires su revelador escote, no lo mires, no lo... ya lo miraste, ahora
finge que no lo has visto. (Ver post "¿Le Estás Mirando Las Tetas A Mi Amiga?")
Caballerosamente la acompañé a sentarse en un lugar seguro para todos, de preferencia junto a mi hermano, hombre de confianza y brazo derecho del autor.
Una vez restablecida la paz (tan estable como en Kosovo) la noche continuó sin problemas, con uno que otro imperceptible incidente (descaradas y empaladoras miradas de la Ex lanzadas al autor y a su marinovia, respectivamente) que no llegaron a mayores. De pronto, el marinovio nota que por cada chopp que la mayoría toma, la Ex toma 3. No hay que ser Peter Parker para percibir el peligro que se avecina.
De pronto, la Ex sale al baño (al fin, un momento de paz para uno). En eso, un SMS (mensaje de texto) llega al celular del marinovio. Obviamente es la Ex:
"Por favor, ¿puedes venir un momento? Es importante."
En eso, entra la duda, sobre qué hacer. Seguramente tendrá alguna emergencia, simplemente querrá zanjar las cosas, o pedir que no se rompa la amistad. Bien pues, al toro por las astas, pero por si acaso,
había que preparar una ruta de escape, un plan de contingencia y un salvocunducto.
Afuera, la Ex espera, con una mirada tan decidida con la de un berserker... Después de una brevísima charla trivial, el marinovio baja la cabeza para encender un cigarrillo (cuidando, no mires su revelador escote, no lo mires, no lo... ya lo miraste, ahora finge que no lo has visto otra vez), pero al levantar la cabeza, se da cuenta del alud de estrógeno, escote, y alcohol que se le lanza encima.
S.O.S, MAYDAY, HOUSTON TENEMOS UN PROBLEMA, PIERDO ALTURA, PIERDO ALTURA...
La Ex está decidida a arrancarle un beso o más, allí msmo, a tan solo una pared de distancia de la marinovia. Afortunadamente, el aterrado marinovio pudo reaccionar e ingerir su píldora de cianuro... digo, llegar al celular, mandando así el mensaje que ya tenía preparado y a un botón de ser enviado:
SOLICITO REFUERZOS, NECESITO APOYO PARA LA EXTRACCIÓN
En menos de un minuto llegó la caballería. Con el aire más despreocupado, llega el hermano, demostrando una vez más por qué es el hombre de confianza y brazo derecho del autor; alegando que la gente pregunta por ellos, que por qué no entran.
Ya con el alma devuelta al cuerpo nuevamente, y las garras de la Ex fuera de su persona, el autor regresa, pero en eso, una astuta maniobra de su hermano lo detiene. "Mejor entra tú después, para que no parezca tan evidente."
Sabia jugada. Al rato, todo pasa tranquilo, cuando llega la invitación para ir a otro lado para continuar la celebración. Sí, al fin, pero... de forma clandestina, de modo que sólo unos pocos allegados lo sepan. Aprovechando la aversión de una de las damas hacia otro de los invitados, ésta finge ir al baño, pero en realidad, prepara la huída. Esperando con el auto encendido a una cuadra, espera a que uno a uno salgan de territorio hostil.
Pero allí no termina todo. Era obvio que la marinovia se percató de que algo pasaba, y recurriendo a los femeninos métodos de interrogatorio que tanto se han estudiado, exige saber qué sucedió. Bien, el marinovio, confiado y tranquilo de haber salido sano y salvo de tan terrible predicamento, y saisfecho de haber pasado esa prueba de fidelidad, le explica a grandes rasgos los terribles momentos que tuvo que pasar en aras de matener sólido el amor que los unía...
!!!NO, ESTUPIDO!!! ¡¡¡NUNCA SE LE DICE LA VERDAD A LA MARINOVIA ACERCA DE ESTOS CASOS!!!
En lugar de la orgullosa aprobación y acaramelada felicitación de la marinovia por haber soportado estoicamente a la peligrosa comehombres, el autor se topa con una cara tan larga como el meridiano de Greenwich...
¡Claro, tú que vas a buscarla!
¡Sí, ¿cómo no?!
¡Bastante te creo que eres inocente!
¿¿¿Tú crees que soy estúpida???
¡¡¡Si vi cómo le mirabas el escote!!!
Fueron algunas de los trozos de leña con los que el marinovio era quemado en la hogera.
Las horas, el cambio de aires y de compañía, las artísticamente trabajadas explicaciones y autoflagelación del marinovio, lograron que las aguas se calmasen.
Como las horas pasaban, y se hizo tan tarde que ya era temprano, y la casa de la marinovia quedaba lejos, el autor sugirió que se quedaran en su casa hasta que llegara una hora más accesible para movilizarse. Ella acepta (Excelente, se avecina la reconciliación). Una vez en casa, cómodamente echados, las manos y labios del marinovio entraron en acción consiguiendo lo imposible:
La amnistía.
Pero en eso, cuando estaba a punto de ser firmada.... LA EX ENVIA UN SMS...
Todo el trabajo a la basura. La marinovia rompe las relaciones diplomáticas. En eso, la única solución posible (no, no la capsula de cianuro) era enviar una respuesta, un ultimátum, una advertencia a la Ex, informándole del amor que unía al autor con su amada, de la inquebrantable relación que mantienen, y diciendo que no se acerque ni moleste más (claro, todo esto editado y revisado por la marinovia).
Sólo después de enviado el mensaje, y de mucho trabajo dramático, el marinovio consigue el perdón.
¿Es acaso exageración o realmente las mujeres son incapaces de colocar las palabras “hombre” e “inocente” en la misma frase?